El tema más tratado por los internautas últimamente es la
normativa por la cual Twitter ha decidido no publicar aquellos mensajes
injuriosos o insultantes, con arreglo al sentido que ambos adjetivos tienen en
nuestra cultura.
Cierto es que una gran cantidad de foros en general, y
algunos temáticos de Twitter en particular, son generalmente infumables. Los
insultos, palabrotas, etc, suelen ser el único argumento que algunos tienen
para fundamentar sus opiniones. En ocasiones los insultos son genéricos y van
dirigidos a colectivos o grupos determinados; en otras se dirigen a
particulares. Todos ellos con un ropaje de anonimato que permite la red y que
hace más fácil el mismo o cuando menos, más ………
Tambien es cierto que, en cuanto se autoriza moralmente
algún tipo de control sobre las opiniones, sin garantías suficientes, se corre
el riesgo de abrir una puerta que, aún estando cerrada, en ocasiones da la
sensación de que es manipulada.
Sin embargo, en mi modesta opinión, además de constituir un
tipo de violencia, los insultos no contribuyen a enriquecer un debate ni son en
si mismo una opinión. A veces puede entenderse que la rabia no permite acudir
al diccionario para encontrar las palabras justas con las cuales exponer un
criterio, y el mismo se sentimentaliza autopermitiéndose un “palabro”
insultante.
Hay dos temáticas que prácticamente recogen este tipo de
lenguaje soez: la política y el fútbol. En este último, como los foros en
ocasiones traspasan fronteras, el nivel de mala educación, insultos y en muchas
ocasiones ofensas a la razón, marcan un nivel bastante difícil de superar. En
algunas ocasiones, incluso, cuando se infiere a algún grupo de aficionados, las
provocaciones pasan a ser físicas, citándose en algún lugar para, al más puro
uso troglodita, intentar imponer la propia fuerza, entendiendo que la misma es
equivalente a la razón.
Por eso a mi no me molesta el control que Twitter pretende
imponer. Imagino que hará públicas las
normas a aplicar y devolverá a su progenitor el mensaje no publicado.
Simplemente debe ser ecuánime y coherente. Y debe hacerlo una comisión cuyos
miembros sean públicos y con formación jurídico-sociológica.
Porque, de algo de lo que no se habla habitualmente, es de
la censura que muchos medios de comunicación que ofrecen servicios interactivos
de opinión sobre sus noticias y artículos, vienen aplicando de manera solapada, no publicando
comentarios que van en la línea opuesta a la que ellos mantienen (y que no
incluyen ningun insulto). Y ello a pesar de que te obligan a registrarte para
opinar… No hay que señalar nombres, basta con observar los pocos comentarios
que recogen y que habitualmente no llegan a la decena. Además, todos van en la
línea del autor del artículo. Les invito a comprobarlo.
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