martes, 20 de diciembre de 2011

Arrimar el hombro

Los últimos siete años de la política han llegado a crear un tipo de lenguaje muy elemental. Como queriendo ser algo así como parabólico, porque entendían que la sociedad española no era muy “culta”. Las expresiones absurdas (ellos dirán que igualitarias, no sexistas, etc) de ciudadanos-ciudadanas (recordamos lo de vascos y vascas), creo –mejor, espero- pasarán a mejor vida. Al menos eso he observado en los discursos de Rajoy.

Tambien las expresiones coloquiales han sido manipuladas en muchas ocasiones. Recordamos la de “arrimar el hombro”, “altura de miras”, etc. expresiones que pueden significar una cosa y su contraria algo por otro lado, muy propio de la clase política.

Y era curioso recordar cómo los que habían provocado una gran parte del naufragio económico, pedían arrimar el hombro cuando estamos todos en el agua y quizás lo más humano sea el sálvese quien pueda. Porque uno puede arrimar el hombro a otro para despeñarlo, para sujetarlo, para empujarlo, para engañarlo. En el fondo el lenguaje es confuso en muchas ocasiones y sirve para un roto y un descosido. Y si se usa mal, peor.

La cuestión no es arrimar el hombro o no hacerlo. La cuestión empieza a ser más compleja. ¿me creo lo que me dice y la promesa que me hace?¿me creo que el sacrificio que me pide, van a hacerlo los demás, y él mismo?¿me creo que también él está apurado, o tiene un apuro distinto al mio que consiste en llegar a fin de mes?.  En el fondo, cuestión de credibilidad, palabra tabú que nuestros políticos (al menos los salientes), han dejado altamente embadurnada.
En todo caso “arrimar el hombro” debiera ser recíproco. No solamente uno lo arrima. Y por eso en Asturias vemos como los que en otros lugares piden arrimar el hombro, aquí lo hacen pero para despeñar, tumbar, echar al otro, incordiar… Y si no, díganme cómo arriman el hombro los parlamentarios asturianos de la oposición. Se lo arriman entre ellos para empujar el caballo de Troya y dificultar la posibilidad de otra forma de gobernar y de otros gobernantes, a la vista de las herencias dejadas por los que se “arriman” entre sí y si no lo impedimos, seguirán arrimándose, porque después de tanto tiempo en una suite nupcial, cuesta un poco dormir en habitación normal. Incluso sabiendo que hay algunos que duermen al raso.

martes, 13 de diciembre de 2011

Aval de acreedores

Recientemente la Oposición en bloque (¿bloqueada?) en la Junta, acordó por ley, obligar al Principado a avalar a los acreedores de la RTPA. En resumen, y tal y como yo lo entiendo, un particular o empresa al cual la RTPA no le paga la deuda, alegando que no tiene dinero (porque no se lo han dado), puede ir a un banco a solicitar un crédito para hacer frente a sus gastos, y para ello llevará el papel de la Junta que atestigua que lo avala nada menos que el Principado.

Decir que estoy de acuerdo con el principio: el que debe, que pague, y si  no puede hacerlo, el acreedor que también tiene sus pagos, puede buscar un crédito con el aval del padre del que debe. Mi pregunta es ¿por qué solo con la RTPA?. Todos sabemos por informaciones que los organismos del Principado deben muchísimo dinero a particulares y empresas. Pagan tarde. Al igual que el Estado y los Ayuntamientos. Si lo solución es avalar, lo que debe hacer la Junta es extender la norma a toda la Administracion Autonómica.Así se avalaría al autónomo que mantiene la Dependencia, al que hace los arreglos en los institutos, al que vende muebles cada vez que cambian los jefes, etc, etc… Sería lo lógico. ¿Por qué no lo hace? Pienso que porque el “avalista” podría declararse en suspensión de pagos y en consecuencia, no cobrarían ni los parlamentarios que tuvieron esa absurda idea.