lunes, 25 de octubre de 2010

Benidorm y el Pacto Antitransfuguismo

Borregos en feria
En alguna otra ocasión, en este mismo lugar de libertad, comenté que después de haber leído el famoso pacto antitransfuguismo, firmado por todos los partidos, llegué a la conclusión de que no era más que una patente de corso para mantener el estatus de los partidos políticos, su altísima cuota de poder, y también la de anulación –o control- de derechos individuales y democráticos. Y llegué a la conclusión de que, con esos pilares, el pacto nunca se convertiría en Ley, precisamente por tener múltiples elementos contrarios a la ley. Y así ha sido. Por mucho que algunos partidos hayan amagado en varias ocasiones con intentar darle formato legal.


Y es que en los casos que ellos mismos titulan como tránsfugas, existen multitud de variables y situaciones, que impiden –aunque ellos lo intentan- dar legalmente el mismo tratamiento a situaciones muy diferentes. Existe el tránsfuga interesado y egoísta, al igual que algunos miembros de los partidos. Pero también existe el rebelde, el que no está de acuerdo con que le cambien sobre la marcha el reglamento, el que asume que su compromiso se debe a un programa y unos ciudadanos, no un partido. Lo peor es que los medios de comunicación generalmente hacen suyos los argumentos de los que son jueces y parte: de los partidos y de sus órganos teóricamente democráticos (aunque siempre democráticos orgánicos)

Ahora, con las connotaciones de lo ocurrido en Benidorm, se ha destapado de manera total, la ineficacia del pacto. Algunos han visto, por primera vez, que la palabra tránsfuga no es aplicable en muchas situaciones, porque las mismas han sido provocadas por la rigidez e intereses (muchas veces inconfesables) de los partidos cuyas decisiones se han llevado por delante a muchas personas válidas, siendo en ocasiones tremendamente injustas, indefendibles desde el análisis de los programas que defienden (y por los que se han comprometido) esas personas. Por ello pienso que cualquier programa electoral debe vincularse notarial y legalmente a las personas que los firman y presentan, de manera que, si no lo cumplen o hacen cosas no recogidas en dichos programas, o bien se les demande, o vuelvan a someterse a la voz ciudadana. Y en muchísimas ocasiones la condición de tránsfuga es originada por criterios genéricos de iluminados a los cuales les trae sin cuidado el valor del compromiso, el de la palabra, y lo que es peor, las necesidades de los ciudadanos. Simplemente se mueven por principios e intereses particulares, haciendo referencia a situaciones tales como “su cargo se lo debe al partido””los ciudadanos no le han votado a él, sino al partido””el proyecto que defiende no es el que motivó su elección”, etc, etc. No estaríamos hablando de lo mismo si las listas electorales fuesen abiertas.

Precisamente el tema ha reventado de manera definitiva (creo) con el asunto de Benidorm. Claro que ahí hay apellidos importantes y, al parecer, la persona calificada como tránsfuga, tiene tirón electoral. Lo cual demuestra que el famoso pacto, no es apoyado por la ciudadanía.

Es una ocasión espléndida para mandar al carajo el Pacto. Pero a buen seguro que ninguno lo hará. Seguirán aplicándolo como les dé la gana en su propia casa, y al mismo tiempo denunciando que el vecino no lo aplica.

Si tienen tiempo y ganas, les sugiero que lo lean. No se les ocurra subrayar las veces que atenta contra derechos individuales. No tendrían suficiente tinta en el bolígrafo. Lean http://www.mpt.es/prensa/notas_de_prensa/notas/2004/11/2004-11-25/parrafo/0/document_es/CodigoContraTransfuguismo.pdf

sábado, 25 de septiembre de 2010

¿De que se rien?

Lo que habitualmente vemos de los políticos en los medios de comunicación, es una foto en la que aparecen con una risa de oreja a oreja, bien con una copa en la mano, o un pincho, pero siempre riéndose.


Uno recuerda anécdotas como la de aquel boxeador que al dar un pésame se le escapó una felicitación, y otras con más alcance como la reciente de nuestro presidente con Mohamed VI comentando que lo importante es la foto.

No es mi intención volver sobre la deficiente calidad de nuestros dirigentes, y lo que es peor, la gran capacidad que tienen para decidir –generalmente sin informes adecuados-, en base a una buena-mala noche, sin medir el alcance de las decisiones y la incidencia que las mismas tendrán en los ciudadanos de a pié. Eso sí, siempre con una sonrisa.

El paladin de las sonrisas permanentes es Zapatero. Es dificilísimo verle en alguna situación, sin la sonrisa de oreja a oreja, en ocasiones circunflejada con los movimientos de las cejas. Y es igual lo que esté contando, tanto si habla de desgracias –que para él nunca lo son porque tendrán parte positiva- como si está en un funeral. La sonrisa, más o menos marcada, siempre estará presente.

Pero ocurre que, lo que debiera ser muestra exterior de felicidad interior, se pervierte. O muy retorcido es quien la muestra o resulta totalmente imposible creerse que quien sonríe es feliz por haber llevado a muchos ciudadanos a situaciones límite, o quien por dentro debe ser consciente de que está anulando montones de sueños de otros, o quien, en algún lugar de su intelecto, y a pesar de la sonrisa, debe ser consciente de que lo que está mostrando es una insatisfacción personal, o cuando menos, una felicidad tan liviana, que a los dos minutos se ha convertido en desengaño.

La foto de sonrientes más próxima en el tiempo, corresponde al grupo de dirigentes del PP que, bajo la batuta (y nunca mejor dicho) de Gabino de Lorenzo, teniendo de solista al propio Ovidio, y acompañados todos ellos de una “recua” de allegados, interpretan a su manera la que posiblemente se transforme en “sinfonía final”, sin haber valorado mínimamente el alcance de lo que decidieron, pero eso sí, con una sonrisa que, deformada parcialmente, podrá convertirse en mueca (tampoco hay tanta distancia). En cualquier caso, muy posiblemente, deja entrever la poca confianza en lo que celebran, lo cual tendrá un precio más o menos inmediato, en alguno de los que han posado para la foto. Por si acaso, también compraron el cupón de la ONCE.

Y es curioso porque la sociedad (o al menos quienes la interpretan), se quedará con la foto. De Aznar únicamente se recuerda en los medios, la expresión seria, rozando el enfado, de su ceño. Cuando se reía, lo hacía sin pararse en la plasticidad de su gesto. Sin duda era sincero. De no ser así, se le notaría. A otros, como siempre están sonriendo, no se les puede interpretar…

De Felipe queda la sonrisa burlona, aunque cierto que su seriedad expresaba, si no su propio sentimiento, sí el sentimiento colectivo ante situaciones delicadas. Suárez también sonreía de manera franca, y se ponía serio cuando debía. Calvo Sotelo, como buen gallego, no dejaba escapar su estado de ánimo a través de la cara. Prácticamente siempre tenía el mismo gesto. Se constata ésto una vez que dejó sus reponsabilidades.

Pero, éste señor que tenemos de Presidente, siempre está sonriendo. Incluso como dije antes en situaciones desagradables, también parece que sonríe. Si la cara es el espejo del alma, la de nuestro presidente debe ser muy aburrida: siempre contenta.

domingo, 12 de septiembre de 2010

Frivolidad

Un domingo, temprano, cuando cogí el coche la radio sintonizó un programa mañanero. De esos que van al corazón. Al otro lado del teléfono, una mujer que, por su tono de voz, parecía estar en una encrucijada tremenda debido a la separación reciente –y amistosa según ella- que se había producido en el matrimonio. El tema estaba servido y daba juego: tema de mucha actualidad –aunque menos por la crisis-, señora compungida, deprimida, con un estado de ánimo que inducía a la misericordia, y por supuesto al apoyo moral a través de la palabra.

La periodista que llevaba el programa, apenas opinaba, pero la experta (¿) sí lo hacía. Y lo hacía desde la agresividad, tomando partido de manera muy clara, sin tener prácticamente ningún tipo de información. La mujer, llorosa, acertó a decir que la separación había sido amistosa, que no tenían apenas bienes, que ella se había quedado con la casa, y él con el dinero –todo de mutuo acuerdo-, que ella tenía como único trabajo el cuidado de un niño. A pesar de la falta de información, la experta no se cansó de repetirle que fuese a un buen abogado, que aunque hubiesen firmado capitulaciones, debería corresponderle lo que la ley le da, que era la parte débil del problema, etc. etc. La mujer decía que no podía ir al abogado porque no tenia dinero y a esto se le decía que no se preocupase, que cuando le dieran lo suyo (nadie sabe lo que era porque la mujer se cansó de repetir que no tenían nada), el abogado cobraría de ahí, y bla bla bla.

Imagino que la situación tendría mucha más información, muchas más aristas. Pero los medios se quedan –aunque a veces no lo pretendan- en el morbo. Rápidamente señalan víctimas y verdugos, con un ligereza exasperante, como en este caso. Con una frivolidad que de verse las caras, haría que se les cayesen a tiras. Pero no se ven… Sobre todo cuando se habla de otros o cuando estando presentes todos, se aprovechan del nerviosismo o del descaro de los que no pueden soportar una cámara o un micrófono, o de los que se sienten el rey del mambo cuando tienen delante el micrófono o la cámara.

A igual que ocurre con los políticos, abusan de su impunidad. Saben que para ellos no hay precio. No les va a pasar nada. Y se permiten actuar de asesores públicamente olvidando en muchas ocasiones el aforismo chino de “antes de salir a arreglar el mundo, date tres vueltas por tu casa”.

martes, 17 de agosto de 2010

Embobados

Dia sí y dia también, desayunamos con declaraciones de los hombres públicos (no me entiendan mal) que, si bien en ocasiones provocan hilaridad, la mayoría de las veces tienen tal nivel de estupidez que lo que provocan es indignación al ver cómo en general, nos consideran imbéciles.


Y, sin dudar de que a veces puedan razón (somos imbéciles), cierto es que , a fuerza de analizarlas (aunque algunas resulte difícil), uno llega a la conclusión de que realmente somos imbéciles: imbéciles por haber elegido a un montón de representantes sin ningún bagaje detrás; de seguir fanáticamente a algunos voceros político-deportivos que repiten siempre las mismas cosas; de leer a iluminados recordándonos que los días tienen 24 horas; de escuchar expresiones difíciles de contrastar y que se dan como verdades sin sentido y se aceptan como tales, etc. etc.

Así un día, un ministro que habla muy bien (hablar muy bien en política es hacerlo de manera bonita sin decir nada) nos recuerda que tenemos que admirar a un político porque renunció a ser ministro a cambio de seguir en su tierra. O nos recuerda que la policía detiene a delincuentes, que los conductores son a veces inconscientes, o que las embarazadas pueden tener uno o más hijos…. Todo ello en el mejor de los casos, echando mano de lo evidente.

Pero a veces no se conforman con decir evidencias que deberían ser normales, es decir, no tener que recordarlas. A veces, buscando el titular, nos ofrecen verdaderas joyas. Por ejemplo la que ofreció recientemente el ministro de Fomento: “las infraestructuras en Asturias se terminarán. No sé cuanto costarán, ni si las pagaremos, ni tampoco cuando acabarán, pero me comprometo a que se terminen”. No es literal pero más o menos. Ofreció un acto de voluntad sin decir ni el cómo, ni el cuando. Consiguió que, para los que analizamos las expresiones, por fin comprobásemos como se nos ofrece humo, o en otros casos, se nos miente sin sonrojo. Esto que no debería ser noticia, lo es porque siempre hay gente que lo hace suyo e incluso como una cacatúa, lo repite. Igual que un pensionista que me aseguró que, aunque cobraba menos que el año pasado, no le habían bajado la pensión: le habían subido la retención. Y lo peor es que estaba convencido de que, pese a cobrar menos, no le habían bajado la pensión. Claro que tampoco discutía que se la habían subido…

Llega a tal punto el embobamiento colectivo que un buen dia deciden parar las obras para ahorrar porque vamos a la bancarrota. La gente se resigna, ni se cabrea. Como mucho unos dicen que están paradas y otros que no. Así, a los siete días, deciden que vuelve a haber dinero para recomenzar las obras. La gente tira voladores. Se alegra. Da las gracias… ¿somos o no somos bobos?

Vistas estas experiencias, ¿no es cierto que ejercemos de bobos casi habitualmente? No de bobos solemnes, sí de bobos simples.

viernes, 14 de mayo de 2010

El estrambote

La táctica socialista ha quedado muy clara a lo largo de estos seis años . En el campo laboral, comprar…; en el campo político, comprar…, en el campo social, comprar…, etc. Solo cambiaba de vez en cuando a los compradores según su propio interés, que no era otro que el de seguir, seguir, seguir.


En el plano de los sentimientos, enfrentar…, en el plano de los principios, destruir…, en el plano de la moral, cuestionar…, en el plano de la familia, anular…, etc.

Y le ha dado resultado. Incluso ha metido el sistema, su sistema, en los cerebros de muchas personas que no buscaban cambio en sus principios, ni en sus ideas, pero que poco a poco, con ayuda de medios de amplificación bien subvencionados, oían una y otra vez unas cosas que, repetidas, conseguían de ellos mentes de papagayos, y argumentos idénticos, al margen del análisis de las cuestiones con sentido crítico. Es más fácil copiar que pensar. La muestra personal de esta estación de llegada la he observado hoy: un pensionista pretendía convencerme de que este año no le habían bajado la pensión, le habían subido las retenciones. ¡Hasta ahí hemos llegado!. Me recuerda la expresión gallega: “mexan en riba de nos e dicimos que chove”.

En el plano de las decisiones políticas, siempre la misma táctica. Decisiones erróneas subrayadas en este campo por la oposición, pero siempre con el acuerdo de algunas minorías a cambio de dinero. Cuando el error era incuestionable, marcha atrás o, en otro caso, pedir ayuda para corregir (arrimar el hombro dicen ellos), y el que no ayude es antipatriota y no quiere al país. Han llegado a identificar España con Gobierno, apoyo a España con apoyo a Gobierno. La tendencia es histórica. No consiguen desprenderse de los orígenes…

Suelen llevar las situaciones de manera irresponsable, hacia lugares de difícil retorno. Y cuando están al final de la escapada, hacen de golpe lo que deberían haber hecho de manera sosegada en tiempo pasado. Y claro, cuando uno está sin oxígeno, necesita respiración asistida aunque le mezclen algún vomitivo con el oxígeno. Es lo que hay.

jueves, 6 de mayo de 2010

Nunca tan pocos...

Si la democracia es el gobierno de las mayorías, está claro que lo nuestro no es democracia. Un dia tras otro observamos como las más pequeñas minorías inclinan las decisiones hasta conseguir que éstas, por muy absurdas que sean, se conviertan en “mayorías”.


Y no es referencia únicamente al campo político. Puede extenderse a todos los campos sociales. Recientemente hemos observado como minorías se permiten marcar territorio en la calle, tanto por cuestiones de índole religioso como étnico. Se ha pasado del “respeto a las minorías”, al despotismo de éstas. Y ello porque cuentan con apoyo de medios de comunicación que les dan un exagerado altavoz de manera que lo anecdótico, se convierte en básico y lo básico –como a veces parece políticamente incorrecto- pasa a ser anecdótico. La última memez, la traducción simultánea a las lenguas autonómicas en el Senado.

Algún hortera dice que esa es la esencia de la democracia. Ese hortera suele ser el mismo que a una injusticia deportiva le llama grandeza. Las palabras. Las palabras que tenían un sonido especial en manos de los malabaristas de la lengua, de los escritores, los ensayistas, lo autores los poetas, etc, han pasado a ser utilizadas indebidamente por políticos generalmente poco cultos, y las han destrozado. Era lo poco que nos quedaba y también nos lo han podrido. Tambien en esto colaboran algunos periodistas y medios.

Y vuelvo a insistir en la responsabilidad de los medios. Cuando se les pone en el punto de mira ellos piden “no matar al mensajero”, cuando ellos no solamente hacen de mensajero, sino de empresa de mensajería, de lobby político, de asesores sociales, etc, etc… No hay más que remitirse a hechos recientes en los cuales consiguieron (con voces de los periodistas de “insúltelo señora”), casi ajusticiar a su “culpable” de haber abusado sexualmente de un bebé, cuando luego quedó claro que había sido mentira. Y lo que es peor, los medios marcharon de rositas.

En el fondo se trata de dar niveles de credibilidad a quien, generalmente, no tiene ni capacidad. Unicamente cuenta con el medio y lo usa con una ligereza exagerada apelando a no sé qué tipo de libertad de expresión y al blindaje del secreto profesional. ¡Ya está bien!

Y mientras los políticos se dedican a inventar historias y atender asuntos que solamente a ellos les interesan. ¡Y les da resultado…! Porque consiguen que la gente acuda a la zanahoria. Tenemos claros ejemplos cada día, de manipulación, hasta el punto de que uno puede saber con antelación lo que va a decir tal o cual medio, tal o cual político, tal o cual periodista, sobre una noticia. Es algo, cada vez más parecido, a lo que ocurre con los futbolistas y los entrenadores: siempre dicen lo que los suyos quieren escuchar, incluso cuando lo que dicen es mentira.

¿Cómo es posible que –por no ir con sus intereses- incluso un Parlamento Regional se permita amenazar a un poder del Estado?¿Hasta donde nos va a llevar el revisionismo de nuestros dirigentes?. Seguro que, de continuar con la línea iniciada, muy pronto veremos de Magistrados de los Tribunales (desde el de Paz, hasta el Constitucional) a políticos elegidos por votación. ¡Y como lo son democráticamente…!

jueves, 22 de abril de 2010

El dedo en el ojo

Desde hace algún tiempo y, merced al estrellato de algún juez muy conocido, vemos como nuestros políticos –unos más otros menos- desbarran de una manera estrepitosa, jugando al pimpampum con uno de los tres poderes del estado (quizás porque ellos ocupan los otros dos y en el fondo les gustaría ocuparlos todos, igual que hacían sus papás.

Y a todo esto, el poder judicial ni mu. Podrían, utilizando los mismos argumentos de la libertad de expresión mal entendida, criticar las acciones u omisiones del parlamento y del gobierno, pero, de hacerlo tendrían que atenerse a las consecuencias…

Hace algún tiempo, algún político de los nuestros, cuyo poder casi supera en años a los del dictador, dijo aquello de que Montesquieu había muerto. Siempre que se cuestionan los elementos básicos de la democracia, están los socialistas detrás. Su aspiración (ideológica) es tender a controlarlo todo porque parten del principio de que los ciudadanos son tontos. Y a fuerza de que estamos comprobando dia a dia que casi tienen razón, surge de cuando en cuando alguien que les lleva la contraria.

Es impresentable que alguien que en su tiempo ha tenido responsabilidades importantes, pueda decir, sin que no le pase nada, que los miembros del TS son unos criminales… Cuando esto lo dice un alcalde de Jerez, o un miembro de la innombrable banda terrorista, se le procesa y punto. Pero si lo dice alguien cuyos últimos cometidos han estado al servicio de la dignidad, persiguiendo la corrupción (no debió hacerlo muy bien, porque parece que aumenta), no pasa nada. Como mucho le dicen que está mayor y como tal, dentro de una cierta demencia que le impide distinguir la realidad de su ficción. Pero lo grave es que están de palmeros, gente con responsabilidades importantes hoy mismo. Y lo más grave es la resignación que se observa en la ciudadanía y que llega incluso a señalar, cuando una y otra vez observa la hipocresía e incoherencia de los políticos, que “como son políticos…”. Deja en segundo plano las consecuencias de la utilización torticera, cuando no delictiva, del lenguaje, al pervierten en su boca un dia sí y otro también.

A veces se me ocurre que la única diferencia (y realmente importante por supuesto) entre la dictadura y la democracia, está en el voto. Uno cree que, desgraciadamente, el voto está muy manipulado, por la publicidad, por el sistema (no es un hombre un voto), y por la falta de compromiso real (incluso jurídico), de los depositarios del voto. Algunos creen que se les da un cheque en blanco, cuando realmente lo que se les da es una aprobación para que aplique lo que ofrece. Y a esperar cuatro años, que no parecen nada, pero son suficientes para cambiar un país, e incluso para empobrecerlo de manera difícil de remontar. A la vista está la situación actual.

Por ello habría que buscar algún sistema para corregir los excesos de los políticos e incluso para exigirles responsabilidades si se apartan –o no cumplen- lo que habían prometido. Pero se estima prácticamente imposible. El hombre se ha putrefactado tanto que lo que eran sus principios están ahora en decadencia; lo que eran sus virtudes, se estiman ahora horteradas, y lo que era su capacidad racional, en este momento también está en cuestión. Está claro que por este camino vamos al final del ciclo, y desgraciadamente sabemos lo que ocurre al final de los ciclos.

domingo, 21 de marzo de 2010

Partidos Políticos: Hoy por tí....


Los últimos acontecimientos regionales en los cuales estaban inmersos los principales partidos políticos, han vuelto a demostrar que estos organismos, lejos de cumplir su función de intermediarios de la acción política, han creado su propio status, actúan por intereses ajenos a los ciudadanos y tiene como única finalidad perpetuarse en el ejercicio del poder, sea éste de gobierno, sea de oposición.


El hedor desprendido por las acciones del PP asturiano en relación con los discrepantes, desde la celebración del congreso de 2008, ha venido a ser casi superado, por la putrefacción del PSOE regional y poleso, en lo que los medios han bautizado como “la crisis de la rotonda”, manteniendo la simplificación de las cosas para que se perpetúe el nombre pero sin entrar nunca en el fondo. Precisamente esta premisa constituye de manera vergonzosa, el papel de los medios de comunicación en el, cada día mayor, abismo existente entre la sociedad crítica y viva (aunque ciertamente pequeña) y los partidos.

Podríamos elegir otros ejemplos pero yo me inclino por los de Mieres (con el PP) y Siero (con el PSOE). Al margen de que en el inicio los hechos eran diferentes, tengan por seguro que el final es el mismo: aplicar la hoja de ruta (vaya nombre bushiano) del pacto antitransfuguismo (PAT), pacto que, como sabemos, constituye un derecho de pernada de los partidos en lo que a su aplicación se refiere, incluso admitiendo que el origen del mismo, podría haber sido acertado.

En Siero, por decisión del partido, apartan a quien les da la gana, le piden que se haga el haraquiri y si no obedece –como ha ocurrido-, fuera. En Mieres igual, aunque obedecieron. Como no era lo previsto por el partido, porque el resultado fue el que no querían, también fuera. De acuerdo con el Talmud-Coran-Biblia de los Partidos (manejados con apariencia democrática por los de siempre), proceda o no proceda, encaje o no encaje, se aplica el PAT y a otra cosa mariposa. (recordar que el PAT es ese catecismo del que todo el mundo habla y que nadie ha leído)

En una sociedad viva, que responda –como en algún tiempo respondió-, al abuso, esto debiera estar penado. Al menos debería ser acompañado de algún tipo de penitencia. Para ello únicamente se necesitaría –además de sentido común-, eco en los medios de comunicación. Pero si es cierto que el sentido común todavía existe, también lo es que el marcaje de los partidos a los medios de comunicación, empieza a oler a rancio. Como idea, sugiero que algún independiente (¿hay independientes?)) investigue esta relación: partidos-periòdicos.

Por todo ello, esta sociedad anestesiada por los medios que han conseguido que lo que ellos no mencionan no exista, continua por una pendiente cuyo final no se vislumbra. Pasarán los tiempos y seguirán mandando los mismos, haciendo leyes que les mantengan y si ello no es posible, haciendo pactos para que, todo lo que esté fuera no exista. Ciertamente el sistema les funciona. Y además los que se autotitulan como autosistema, no tienen nada que ver con lo que estoy escribiendo.

Indudablemente peor que la situación actual podría ser la encabezada por un iluminado. Por el momento los partidos se están encargando (quizás sin saberlo) de abonar el terreno. Esto, que en ningún caso debe ser olvidado, traería, cuando menos, otra vez el riesgo en la lucha por la libertad, entendida no solamente como la capacidad de elegir, sino como la posibilidad de que si eliges lo políticamente no correcto, no se te persiga hasta el ostracismo consiguiendo que no aparezcas en ningún sitio.

Porque en la línea anterior, si uno se fía de los medios de comunicación, ¿Dónde están los concejales que han sido arbitrariamente apartados de sus partidos?. Por los silencios parece ser que no están ni existen, aunque los que estamos cerca sabemos que ello no es así, a pesar de ser ignorados totalmente por lo poderosos de la imprenta o las ondas. Les invito a que acudan a las hemerotecas y hagan seguimiento de aquellos que por dignidad defendieron principios por encima de lealtades hacia lo etéreo (partidos). ¿Qué ha sido de ellos?

jueves, 25 de febrero de 2010

Miedo a la libertad

Cualquier observador objetivo (en caso de que exista la objetividad) con un minimo de observación, años y paciencia, puede comprobar que, cuando las izquierdas gobiernan en cualquier régimen democrático, la libertad se va constriñendo de manera agobiante, a través de una resignación casi bíblica, manifestada por la ciudadanía. Alegando derechos de carácter social –en muchos casos inventados- desaparecen o se limitan temerariamente otros de caracter individual. Hasta cierto punto se puede decir que, de ser duradero el camino, la socialización de los derechos básicos acabaría (la historia está llena de ejemplos) con la libertad como la entendemos desde hace más de 150 años.


Iniciado este escrito, se me ocurrió acudir a Google y lo primero que me salió fue, en la página del Rincon del Vago (¿donde si no?, la obra de Erich Frömm, filósofo y psicólogo alemán, que hablaba de un socialismo humanista, aún haciendo referencia a la pasividad (yo la llamo resignación) del hombre moderno. Claro que su distanciamiento y critica, tanto del socialismo extremo como del capitalismo, le acercó al anarquismo filosófico, doctrina que no deja de ser un liberalismo acérrimo, un individualismo asceta, porque el poder corrompe.
Porque, desde la perspectiva de las experiencias y los años, uno ha sido muy libre en su condición de funcionario, con la UCD; dejó de ser bastante libre en los tiempos del PSOE, para repescar cierta libertad de nuevo con el PP, y perderla casi definitivamente de nuevo con el PSOE de ZP. Y aunque se habla de sentimientos razonados, estoy seguro de que el análisis es muy compartido, al menos en la infantería del funcionariado.

Ahora observamos como desde algunos medios de comunicación (¡cómo les cuesta perder poder!) se sugiere la creación de un Comité Audiovisual (similar al catalán), para evitar algunas “tertulias” nacidas con la TDT, que no pasan por el hilo, o lo que es peor, que como tienen variados personajes, uno puede observar que, generalmente los próximos al poder, argumentan sus criterios desde posturas sectarias, no contrastables y además con origen en los mensajes repetitivos que los órganos partidarios ponen en sus argumentarios. Y así uno escucha de manera infumable cantinelas que le suenan como axiomas incuestionables pero que realmente no tienen forma de mantenerse desde un análisis de libertad y realidad.

De esta manera es necesario el sosiego para evitar boutades como las que generalmente pronuncian algunos iconos de la doctrina oficial y oficialista conocidos/das de todos. Sencillamente porque tienen miedo a la libertad, porque en el momento en que ésta aparece y permite responderles.

Por eso es tan importante evitar que nos las restrinjan. Que no nos engañen porque la tendencia natural del poder es esa. Y si ese poder está ejercido por los que se consideran dueños de la libertad (y su propaganda ha tenido éxito en esa línea), nos podemos esperar lo peor. Resistencia.

miércoles, 20 de enero de 2010

La aplicacion del CCP (Pacto antitranfuguismo) ¿derecho de pernada de los partidos?


El pacto antitransfuguismo (eufemísticamente firmado como CCP –Código de Conducta Política-)firmado por los partidos, va más allá a través de una interpretación universal hecha por sus propios firmantes. No se limita como en su origen estaba planteado, a aplicarse a aquellos representantes electos que deciden por su cuenta y riesgo, marcharse, en multitud de ocasiones (y en apariencia al menos) para conseguir más prebendas personales e inclinar la voluntad popular en las corporaciones hacia un lugar no deseado por los electores. Pero según se desprende del CCP (habría que ponerle otra C para recordar cierto pasado) en el tránsfuga hay un elemento básico: su voluntad.


Pero lo cierto es que la aplicación del CCP está yendo mucho más allá de lo previsto. Se extiende también a aquellos concejales que en un momento manifestaron discrepancias con la línea política del partido en el que militan, y las mismas fueron analizadas disciplinariamente y de manera generalmente interesada, injusta y sectaria hasta llegar a expulsarles del partido. Consecuentemente su situación política no es consecuencia de su voluntad, sino de la decisión ajena. Por ello no pueden considerarse lícitamente tránsfugas.

En el fondo les han obligado a cambiar porque, donde no te quieren, no te dejan estar. No han sido ellos los que han transfugueado. Les han empujado, les han empu-fugado. Es como los detalles de películas policíacas donde un policía le mete droga en el bolsillo de un presunto delincuente para luego acusarle. Algo parecido.

Todos sabemos que los tribunales de justicia de los partidos se constituyen para mantener el statu quo del partido, no para resolver conflictos de tipo generalmente verbal. En buena lógica democrática, estos conflictos deberían resolverse a nivel verbal.Los miembros de los Comités (vaya palabreja) son designados por el mandamás del partido que designa asimismo a todos los representantes de los cargos colegiados (colegiados porque son alumnos de colegio, no por ser co-legiados). Se da la orden de expulsar por entender determinadas cuestiones contrarias a la línea partidaria, y si no las hay se inventan, y ya está. El electo se convierte en tránsfuga (a la fuerza) y se le aplica lo que han señalado como “código de conducta”. ¡Manda carallo! entender lo ético en base a lo apreciado por una persona o un colectivo sectario y n o independiente.

Y como los tránsfugas no tienen derechos, no les votarán las mociones, no les darán ni agua, no les dejarán respirar… Es la dictadura de los partidos que se entienden como los únicos que pueden conducir la participación ciudadana, sin aceptar que no son los únicos, y que llevado a extremos (y vamos por ese camino), convertirán el sistema en partitocracias hechas a la medida de sus dirigentes que lo serán por los siglos de los siglos… Y sino al tiempo… Basta con releer la historia, pese a que ésta la escriben los que tienen el poder (legítima o ilegítimamente).

Por ello y tal como recoge el CCP, una vez que los partidos entienden que el representante es un tránfuga, se le aplica. Ni agua. No se apoyan mociones (aunque éstas sean consecuencia de un programa electoral (compromiso), no se le dan medios (excepto los imprescindibles) de ningún tipo… Se les entiende como apestados.

La justicia independiente va por otro lado y habitualmente mas despacio. Cuando se pronuncia con independencia ya es tarde. Ocurre algo parecido a lo que pasa con alguien inocente pero que es juzgado previamente por interesados, descerebrados, o medios de comunicación. El error y las consecuencias son irreparables. ¡Con lo fácil que es discernir quien es tránsfuga y quien no lo es!. Para los fanáticos, recordar que un tránsfuga decide libre y voluntariamente su cambio de status. Si falta voluntad, no hay transfuguismo. Es algo parecido al que por no poner medios adecuados se contagia (por elección libre y voluntaria) de una enfermedad y es enviado al ostracismo sanitario, y aquél al que le inoculan la enfermedad y le envían al mismo sitio.

Que el fenómeno del transfuguismo es intolerable es algo socialmente admitido. Pero lo que debería ser objeto de debate serio, son los estatutos de los propios partidos, en muchos casos limitadores de derechos individuales, cuando realmente deberían hacer lo contrario. Y si no lo creen, accedan a los mismos via internet y lo comprobarán. Y no es válido el razonamiento de que, al ser entidades sociales, sus integrantes renuncian voluntariamente a algunos derechos, sencillamente porque los derechos básicos son irrenunciables.