viernes, 17 de noviembre de 2017

La postverdad, la mentira de las Redes Sociales


Lo he comprobado: más de la mitad de mis amigos reenvían cualquier noticia que reciben sin contrastarla ni siquiera ponerla en cuarentena. Y no solamente lo hacen con noticias que puedan apoyar su criterio, sino incluso con aquellas que –con solo olerlas- uno puede y debe plantearse cierta distancia.
Ahora parece demostrada la injerencia (cibernética) de algún país, con intereses poco democráticos, en las opiniones (y lo que es peor, decisiones) soberanas de los ciudadanos de otros países. Con un arma aparentemente no sangrienta como es la manipulación. Estábamos acostumbrados a que los contenidos de los medios de comunicación (fundamentalmente los escritos), aparecían como argumentos incuestionables en muchos escenarios. En el Parlamento son básicos, con reproducción impresa y en grande para que fuera vista perfectamente; ahora en los Tribunales también se presentan como pruebas distintas noticias de los medios escritos; y en ambos casos se aceptan como doctrina.
Siempre fue entendida la información como el cuarto poder, y se aceptaba como tal. Ahora ha pasado a primer poder:  influye en la economía, en la política, en los tribunales; incluso en las charlas y tertulias.
Y a mi me preocupa, porque no hablamos de periodistas formados y responsables como los de antes. Hablamos de escritores de periódico o voceras de televisión, con intereses muy personales, que a veces ponen al servicio del poder. Son los que se conocen como periodistas militantes. Si los cuestionas, eres un facha; si los utilizas de refuerzo, eres guay. Nadie les pide responsabilidades. Y si se demuestra en alguna ocasión que se han equivocado, piden perdón y ¡ya está!.
Pero siendo preocupante lo de los periodistas, en los últimos años han aparecido las redes sociales donde todos somos periodistas. Y todos los defectos de la comunicación en el campo de la verdad, se han multiplicado. Sencillamente porque nunca se sabe quien ha tirado la primera piedra. Y si ésta es mentira (cosa que ocurre muy habitualmente), la progresión se hace geométrica, pasa a ser tredding topic, y ya está liada. Nadie la corregirá, y si lo hace, no tendrá apoyo ni seguimiento. Hagan la prueba.


Yo -que no uso twitter- lo observo en facebook. Aparece una noticia que tiene diez años y que fue aclarada hace el mismo tiempo. En las entradas de la noticia alguien con cabeza, incluye los desmentidos… pero es igual, la gente o no los lee o no los cree, porque ya tenía su opinión para plasmar en el debate. Algo así como cuando en una tertulia uno plantea un asunto al que ya se había contestado. Oyen pero no escuchan. Igual, igual que en las redes: esperando para contestar sin haber escuchado.