jueves, 6 de diciembre de 2012

¿Culpables?


Esta mañana, un amigo me comentaba que los comerciantes y hosteleros habían decidido pagar algún tipo de iluminación pública navideña, debido a que el Ayuntamiento les había comunicado que este año no la pondrían al no disponer de fondos para pagarla. Mostraba mi amigo su perplejidad y se preguntaba si sería cierto que en los últimos años habían tirado tanto para adelante, gastando lo que no tenían o robando lo que tenían.

Está claro que “se acabó la fiesta” como diría el beatle famoso. Y ahora toca pagarla. Pero la causa no ha sido solamente el gasto ilimitado, sino, a buen seguro, el robo descarado en unos casos para el propio bolsillo y en otros como intermediario para mantener el nivel de vida de los partidos políticos.

Pero está claro que los más culpables son los ciudadanos por haber mirado –y seguir mirando- para otro lado. Y dentro de los ciudadanos, muy especialmente algunos funcionarios. No porque ellos se hayan llevado algo (cosa posible), sino por haber visto el saqueo y pasar de largo. En todos los organismos públicos hay funcionarios de alto nivel, interventores, administradores, contables, etc, que tienen que haber visto los chanchullos o cuando menos cosas irregulares y se lo han callado.

Posiblemente aleguen indefensión, miedo a ser expedientados… Y quizás tengan razón porque generalmente un expediente a un funcionario deja a éste en un nivel de indefensión exagerado. Conozco expedientes abiertos simplemente por haber realizado un buen trabajo pero saltándose la línea administrativa. Ejemplo personal, cuando me apercibieron por haber conseguido un peón interino para suplir a otro fijo con cáncer cuya llevaba seis meses sin cubrir (pese a existir listas adecuadas), debido a la inoperancia de una funcionaria (política) de alto nivel que no ponía el mínimo interés. Una conversación casual con un jefe de servicio que llevaba las listas, fue suficiente para que la plaza estuviese cubierta al dia siguiente. Cuando la política de turno se enteró, le faltó tiempo para amenazarme por –según ella-haberme excedido en mis funciones. Toma ya. La historia acabó bien porque el que estaba por encima de ella entendió perfectamente todo el proceso.

O el caso de un compañero que en el primer año de funcionamiento de su unidad, realizó funciones de conserje, telefonista, administrador, etc…, con un nombramiento de director. Adelantó dinero para sellos de correos, su propio teléfono para gestiones y otros gastos imprescindibles, etc, etc.  Y un dia intentó poner orden en el comportamiento de un “enfermo” subordinado y el tema le costó un expediente esperpéntico con final de cuatro años de empleo y sueldo. Acudió a la via contenciosa y está a la espera… Esperemos que no se muera antes de recibir lo que la via administrativa le robó.

Vistas estas situaciones no es extraño que los funcionarios se callen. La única solución debe venir por la vía del respaldo jurídico y profesional. Pero a los políticos no les interesa resolver esa vía porque se les acabaría el chollo. De ahí que la solución debería venir de las propias organizaciones profesionales y sindicales de los funcionarios. Pero ambas tampoco están  ni se les espera.