domingo, 21 de marzo de 2010

Partidos Políticos: Hoy por tí....


Los últimos acontecimientos regionales en los cuales estaban inmersos los principales partidos políticos, han vuelto a demostrar que estos organismos, lejos de cumplir su función de intermediarios de la acción política, han creado su propio status, actúan por intereses ajenos a los ciudadanos y tiene como única finalidad perpetuarse en el ejercicio del poder, sea éste de gobierno, sea de oposición.


El hedor desprendido por las acciones del PP asturiano en relación con los discrepantes, desde la celebración del congreso de 2008, ha venido a ser casi superado, por la putrefacción del PSOE regional y poleso, en lo que los medios han bautizado como “la crisis de la rotonda”, manteniendo la simplificación de las cosas para que se perpetúe el nombre pero sin entrar nunca en el fondo. Precisamente esta premisa constituye de manera vergonzosa, el papel de los medios de comunicación en el, cada día mayor, abismo existente entre la sociedad crítica y viva (aunque ciertamente pequeña) y los partidos.

Podríamos elegir otros ejemplos pero yo me inclino por los de Mieres (con el PP) y Siero (con el PSOE). Al margen de que en el inicio los hechos eran diferentes, tengan por seguro que el final es el mismo: aplicar la hoja de ruta (vaya nombre bushiano) del pacto antitransfuguismo (PAT), pacto que, como sabemos, constituye un derecho de pernada de los partidos en lo que a su aplicación se refiere, incluso admitiendo que el origen del mismo, podría haber sido acertado.

En Siero, por decisión del partido, apartan a quien les da la gana, le piden que se haga el haraquiri y si no obedece –como ha ocurrido-, fuera. En Mieres igual, aunque obedecieron. Como no era lo previsto por el partido, porque el resultado fue el que no querían, también fuera. De acuerdo con el Talmud-Coran-Biblia de los Partidos (manejados con apariencia democrática por los de siempre), proceda o no proceda, encaje o no encaje, se aplica el PAT y a otra cosa mariposa. (recordar que el PAT es ese catecismo del que todo el mundo habla y que nadie ha leído)

En una sociedad viva, que responda –como en algún tiempo respondió-, al abuso, esto debiera estar penado. Al menos debería ser acompañado de algún tipo de penitencia. Para ello únicamente se necesitaría –además de sentido común-, eco en los medios de comunicación. Pero si es cierto que el sentido común todavía existe, también lo es que el marcaje de los partidos a los medios de comunicación, empieza a oler a rancio. Como idea, sugiero que algún independiente (¿hay independientes?)) investigue esta relación: partidos-periòdicos.

Por todo ello, esta sociedad anestesiada por los medios que han conseguido que lo que ellos no mencionan no exista, continua por una pendiente cuyo final no se vislumbra. Pasarán los tiempos y seguirán mandando los mismos, haciendo leyes que les mantengan y si ello no es posible, haciendo pactos para que, todo lo que esté fuera no exista. Ciertamente el sistema les funciona. Y además los que se autotitulan como autosistema, no tienen nada que ver con lo que estoy escribiendo.

Indudablemente peor que la situación actual podría ser la encabezada por un iluminado. Por el momento los partidos se están encargando (quizás sin saberlo) de abonar el terreno. Esto, que en ningún caso debe ser olvidado, traería, cuando menos, otra vez el riesgo en la lucha por la libertad, entendida no solamente como la capacidad de elegir, sino como la posibilidad de que si eliges lo políticamente no correcto, no se te persiga hasta el ostracismo consiguiendo que no aparezcas en ningún sitio.

Porque en la línea anterior, si uno se fía de los medios de comunicación, ¿Dónde están los concejales que han sido arbitrariamente apartados de sus partidos?. Por los silencios parece ser que no están ni existen, aunque los que estamos cerca sabemos que ello no es así, a pesar de ser ignorados totalmente por lo poderosos de la imprenta o las ondas. Les invito a que acudan a las hemerotecas y hagan seguimiento de aquellos que por dignidad defendieron principios por encima de lealtades hacia lo etéreo (partidos). ¿Qué ha sido de ellos?