jueves, 6 de mayo de 2010

Nunca tan pocos...

Si la democracia es el gobierno de las mayorías, está claro que lo nuestro no es democracia. Un dia tras otro observamos como las más pequeñas minorías inclinan las decisiones hasta conseguir que éstas, por muy absurdas que sean, se conviertan en “mayorías”.


Y no es referencia únicamente al campo político. Puede extenderse a todos los campos sociales. Recientemente hemos observado como minorías se permiten marcar territorio en la calle, tanto por cuestiones de índole religioso como étnico. Se ha pasado del “respeto a las minorías”, al despotismo de éstas. Y ello porque cuentan con apoyo de medios de comunicación que les dan un exagerado altavoz de manera que lo anecdótico, se convierte en básico y lo básico –como a veces parece políticamente incorrecto- pasa a ser anecdótico. La última memez, la traducción simultánea a las lenguas autonómicas en el Senado.

Algún hortera dice que esa es la esencia de la democracia. Ese hortera suele ser el mismo que a una injusticia deportiva le llama grandeza. Las palabras. Las palabras que tenían un sonido especial en manos de los malabaristas de la lengua, de los escritores, los ensayistas, lo autores los poetas, etc, han pasado a ser utilizadas indebidamente por políticos generalmente poco cultos, y las han destrozado. Era lo poco que nos quedaba y también nos lo han podrido. Tambien en esto colaboran algunos periodistas y medios.

Y vuelvo a insistir en la responsabilidad de los medios. Cuando se les pone en el punto de mira ellos piden “no matar al mensajero”, cuando ellos no solamente hacen de mensajero, sino de empresa de mensajería, de lobby político, de asesores sociales, etc, etc… No hay más que remitirse a hechos recientes en los cuales consiguieron (con voces de los periodistas de “insúltelo señora”), casi ajusticiar a su “culpable” de haber abusado sexualmente de un bebé, cuando luego quedó claro que había sido mentira. Y lo que es peor, los medios marcharon de rositas.

En el fondo se trata de dar niveles de credibilidad a quien, generalmente, no tiene ni capacidad. Unicamente cuenta con el medio y lo usa con una ligereza exagerada apelando a no sé qué tipo de libertad de expresión y al blindaje del secreto profesional. ¡Ya está bien!

Y mientras los políticos se dedican a inventar historias y atender asuntos que solamente a ellos les interesan. ¡Y les da resultado…! Porque consiguen que la gente acuda a la zanahoria. Tenemos claros ejemplos cada día, de manipulación, hasta el punto de que uno puede saber con antelación lo que va a decir tal o cual medio, tal o cual político, tal o cual periodista, sobre una noticia. Es algo, cada vez más parecido, a lo que ocurre con los futbolistas y los entrenadores: siempre dicen lo que los suyos quieren escuchar, incluso cuando lo que dicen es mentira.

¿Cómo es posible que –por no ir con sus intereses- incluso un Parlamento Regional se permita amenazar a un poder del Estado?¿Hasta donde nos va a llevar el revisionismo de nuestros dirigentes?. Seguro que, de continuar con la línea iniciada, muy pronto veremos de Magistrados de los Tribunales (desde el de Paz, hasta el Constitucional) a políticos elegidos por votación. ¡Y como lo son democráticamente…!

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