domingo, 3 de mayo de 2015

Formar, informar, entretener


Los  verbos del título son –o al menos, lo eran- el trívium de los Medios de Comunicación, el objetivo básico de su actividad. Sin embargo hoy en día resulta muy difícil apreciar el seguimiento de este objetivo. Es más, mi opinión es que los tres han quedado reducidos al último.

Veamos en que fundamento mi opinión al analizar en esta primera entrega, un medio de comunicación que presume de ser el medio por excelencia y que no solamente informa a su manera, sino que forma creando opinión. En ocasiones incluso manipulando o creando noticias.

Observemos, por ejemplo, un Telediario. Los mismos medios piden a sus presentadores, que sean naturales en los gestos y que ese idioma gestual ayude a comunicar la noticia y enfatizarla. A ello contribuyen los gestos (en ocasiones circenses) de algunos presentadores que consiguen con su “naturalidad” estar por encima de la noticia. Vocalizan con una boca abierta que más parece de muñeco de ventrílocuo, mueven las manos y la cabeza como si estuviesen espantando moscas e incluso caminan por el plató como si estuviesen haciendo trekking. Consiguen al final que el espectador esté más pendiente de su lenguaje gestual que del lenguaje oral y del contenido de lo que cuentan.

Ya no hablamos de las payasadas que tienen que mostrar presentadores del Tiempo meteorológico, o de deportes.

Si nos referimos al verbo Formar, incluiríamos las tertulias de todo tipo. En ellas es más importante (de nuevo), la intervención pisando al contertulio, que el contenido de lo que tengas que decir, contenido que a menudo no aporta nada formativo, sino una falta de educación, acompañada generalmente de insulto hacia el que está hablando o ha hablado. Apenas se aportan ideas –porque no las hay- sino ocurrencias o sarcasmos que en ningún caso sirven para que los legos enriquezcan su criterio. En general hasta el propio moderador suele elevarse como protagonista, olvidando su papel de moderador, enfatizador de lo importante dicho (si lo hay), y al final resumidor de lo realmente aportado. Confunde habitualmente sus papeles y no sabe si es tertuliano, coordinador, organizador…

Incluyendo en este apartado formativo incluso programas enlatados, éstos no suelen aportar generalmente nada, salvo el de orientar desde el principio la hipótesis de contenido que uno está harto de observar, sobre el tema, en los medios de actualidad.

Y finalmente, Entretener. Esto sí lo consiguen. Sobre todo con los espectadores más (¿) exigentes. Hasta el punto que, si hubiera una encuesta posterior al programa para preguntar qué habían sacado como resumen, a buen seguro nadie se acordaría. Exceptuando, claro, las andanzas, historias y vivencias de las reinas sociales y los reyes sociales. De esos si llama la atención la capacidad de alguna gente para recordar historias y nombres, sobre todo de los programas que se llaman “del corazón”.

Está claro que los medios (sobre todo los visuales), son capaces de influir en las personas hasta el punto de apapagayarlas, es decir, que a una pregunta igual que generen, la respuesta también será, en general, la misma.

Los psicólogos se empeñan en que controlemos las emociones. Los medios se empeñan en generar esas emociones y luego encauzarlas.

 A todo lo anterior deberemos añadir que los medios han multiplicado los enviados especiales mediante las redes sociales. Ahora cualquiera puede hacer de periodista porque lleva encima el micrófono y la cámara de fotos y video. Luego solo tiene que ponerse a disposición de un medio y enviarle la imagen o hacerle la sinopsis. Y ello con el riesgo evidente de tergiversación y manipulación ampliado.

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