lunes, 25 de noviembre de 2013

¿Ocurrente o ingenioso?

Desde hace ya largo tiempo tiende a confundirse a la persona ocurrente con la persona ingeniosa y nada más lejos de la realidad. Incluso se ha llegado a supravalorar a la persona ocurrente como si fuese más inteligente, hasta el punto que las expresiones ocurrentes se valoran ahora mismo como titulares de prensa.
Sin embargo es necesario señalar que la ocurrencia tiene su final en si misma, se agota con su misma expresión. En definitiva, no tiene contenido alguno aparte de la mayor o menor gracia que provoque en los presentes. No tiene nada ni dentro ni después. Pero resulta atractiva para la prensa porque es un titular (vacío pero titular), sobremanera cuando quien la expresa tiene algo de “autoridad”, no en la expresión clásica de “ser autor de algo”, sino en la reciente de poder mandar.
Sin embargo el ingenio es un valor en si mismo y también en su conscuencia,  aunque últimamente no se aplique a quien es su sujeto o autor. Porque en este caso sí debería ser autoridad quien lo tiene y lo expresa por cuanto siempre es origen de algo y su validez trasciende el momento concreto. Pero no implica titulares de prensa y generalmente “la autoridad no suele ser ingeniosa”. El ingenioso es aquel capaz de pensar con claridad y rapidez y únicamente coincide con el ocurrente en la rapidez. Porque no siempre el comentario del ocurrente –a pesar del diccionario de la Lengua- es original y casi nunca –a pesar de su valor sinónimo-, ingenioso..
Por eso mismo últimamente hay tantos ocurrentes y tan pocos ingeniosos, es decir, tantos Pla y tan pocos Quijotes. Nos queda la esperanza de saber que los ocurrentes no pasarán a la historia y los ingeniosos si.

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