Esta mañana, un amigo me
comentaba que los comerciantes y hosteleros habían decidido pagar algún tipo de
iluminación pública navideña, debido a que el Ayuntamiento les había comunicado
que este año no la pondrían al no disponer de fondos para pagarla. Mostraba mi
amigo su perplejidad y se preguntaba si sería cierto que en los últimos años
habían tirado tanto para adelante, gastando lo que no tenían o robando lo que
tenían.
Está claro que “se acabó la
fiesta” como diría el beatle famoso. Y ahora toca pagarla. Pero la causa no ha
sido solamente el gasto ilimitado, sino, a buen seguro, el robo descarado en
unos casos para el propio bolsillo y en otros como intermediario para mantener
el nivel de vida de los partidos políticos.
Pero está claro que los más
culpables son los ciudadanos por haber mirado –y seguir mirando- para otro
lado. Y dentro de los ciudadanos, muy especialmente algunos funcionarios. No
porque ellos se hayan llevado algo (cosa posible), sino por haber visto el
saqueo y pasar de largo. En todos los organismos públicos hay funcionarios de
alto nivel, interventores, administradores, contables, etc, que tienen que
haber visto los chanchullos o cuando menos cosas irregulares y se lo han
callado.
Posiblemente aleguen indefensión,
miedo a ser expedientados… Y quizás tengan razón porque generalmente un
expediente a un funcionario deja a éste en un nivel de indefensión exagerado.
Conozco expedientes abiertos simplemente por haber realizado un buen trabajo
pero saltándose la línea administrativa. Ejemplo personal, cuando me
apercibieron por haber conseguido un peón interino para suplir a otro fijo con
cáncer cuya llevaba seis meses sin cubrir (pese a existir listas adecuadas),
debido a la inoperancia de una funcionaria (política) de alto nivel que no
ponía el mínimo interés. Una conversación casual con un jefe de servicio que
llevaba las listas, fue suficiente para que la plaza estuviese cubierta al dia
siguiente. Cuando la política de turno se enteró, le faltó tiempo para
amenazarme por –según ella-haberme excedido en mis funciones. Toma ya. La
historia acabó bien porque el que estaba por encima de ella entendió
perfectamente todo el proceso.
O el caso de un compañero que en
el primer año de funcionamiento de su unidad, realizó funciones de conserje,
telefonista, administrador, etc…, con un nombramiento de director. Adelantó
dinero para sellos de correos, su propio teléfono para gestiones y otros gastos
imprescindibles, etc, etc. Y un dia
intentó poner orden en el comportamiento de un “enfermo” subordinado y el tema
le costó un expediente esperpéntico con final de cuatro años de empleo y
sueldo. Acudió a la via contenciosa y está a la espera… Esperemos que no se
muera antes de recibir lo que la via administrativa le robó.
Vistas estas situaciones no es
extraño que los funcionarios se callen. La única solución debe venir por la vía
del respaldo jurídico y profesional. Pero a los políticos no les interesa
resolver esa vía porque se les acabaría el chollo. De ahí que la solución
debería venir de las propias organizaciones profesionales y sindicales de los
funcionarios. Pero ambas tampoco están
ni se les espera.
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