La frase del título la pronunció –al parecer- el Sr. Mas
para intentar justificar su propuesta ilegal de referéndum. Y la utilizan otros
poíticos (Sr. Tardá entre ellos) cuando se les señala la ilegalidad de la posible
convocatoria del plebiscito.
Esta es una de esas frases que inventan los políticos a
menudo, utilizando torticeramente el lenguaje y la semántica, para convencer a
los suyos de sus ideas y –sobre todo- de ser víctimas de acciones ajenas. Así
surge la frase.
Curiosamente, ni lingüistas ni periodistas dan importancia
alguna a este tipo de expresiones y se limitan a recogerlas sin más. No sé
realmente si es por su incapacidad cultural o porque les interesa la frase para
elaborar, en torno a lo que pretende explicar, un texto una y otra vez, que les
permita seguir cobrando por su trabajo.
Los clásicos acabarían con la frase simplemente diciendo
que, por encima de la ley no hay nada. Si acaso, en regímenes totalitarios e
imperialistas, estaría el caudillo que, como iluminado que es, no solamente era
el origen de la ley, sino que estaba por encima de ella.
Pero en un país libre no hay nada por encima de la ley,
porque ésta emana precisamente de una decisión
colectiva y soberana y si alguien estuviera por encima lo haría por la fuerza,
es decir, violando la democracia.
Pues claro que la ley tiene fuentes en su contenido. Y esas
fuentes son los derechos humanos y sociales. Fuentes que impregnan la ley para
que ésta pueda protegerlas.
Si admitiésemos que la “democracia” está por encima de la
ley, estaríamos reconociendo que las leyes no son democráticas y entonces la
frase ya no tendría el sentido que pretenden darle.
Cuando las leyes no son democráticas (en su contenido y en
su elaboración), no estamos hablando de un país libre, sino de un país
oprimido.
Y es precisamente la reiteración de sandeces procedentes de
expresiones de políticos mediocres (la mayoría), la que crispa a los ciudadanos
críticos y enerva a los que además de críticos tienen sensibilidad. Porque esas
expresiones –y otras acciones- son las que consiguen que –para desgracia de los
países y sus ciudadanos de bien- cada vez los políticos sean más mediocres ,
mas incultos y más interesados, y por el contrario los ciudadanos les den la
espalda, aunque esta postura acabe perjudicándoles a ellos y no a los políticos.
PD. La relación entre la imagen y el contenido queda a la percepcion de cada uno
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