Para escacharrarse de risa, no se necesita más que leer la prensa deportiva -con espíritu crítico, eso sí- y observar como a las palabras se les da un valor inadecuado, y a los sentimientos un aval no correspondido.
Después del resultado del Madrid.-Barcelona, algún titular deportivo se refería a que "se ha ensuciado el honor de la camiseta". Vaya ridículo. ¿Desde cuando una camiseta tiene honor?En este campo -y básicamente alrededor del dios futbol- las barbaridades surgen al querer mezclarse negocio con ocio, dinero con sentimiento, cuando ambos conceptos son opuestos practicamente siempre.
Y en general el más práctico de ellos, aprovecha para utilizar al más noble -generalmente el otro- en su propio provecho. Hasta el punto de que los poseedores de los sentimientos no son los mismos que los dueños -si, dueños- de la estructura. Al dueño solo le afectan los sentimientos cuando pierde dinero, y no hablamos de sentimientos nobles precisamente. Mientras, a los forofos, los sentimientos les afectan siempre a la salud.
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