A veces no soy capaz de distinguir si mis apreciaciones son
reales o tienen que ver con la edad. Es indudable que la edad y la experiencia
son elementos básicos para apreciar la intención de las cosas y las cosas en sí
relacionadas con aquello que las acompaña. Los jóvenes (enfermedad que se cura
con los años) dicen, cuando nos escuchan, que estamos en otra onda, en otro
tiempo. Nunca te dirán que el haber estado en otro tiempo (que ellos
desconocen) te dan elementos críticos para comparar realidades, hechos cuya
naturaleza es la misma, estén en el tiempo que estén. Lo único que cambia es la
cantidad de elementos que se encuentran entre la naturaleza del hecho y la
realidad temporal del mismo. Y ahí está la clave: en el espacio entre su
principio y su apreciación.
Está claro que en general falta espíritu crítico, el real,
porque el del ruido, abunda y los que están en esa fase, incluso se llaman
activistas. A falta de espíritu crítico, los mensajes (muy abundantes) que nos
llegan, son muy simples, muy elementales, y cuanto más se simplifican las
expresiones, más se alejan de la verdad. Hasta el antínomo de esta palabra (que
siempre fue la mentira), ahora no es tal; es la postverdad.
El último ejemplo lo tenemos en un informe (¿) de un no sé
que grupo técnico de la ONU y que según nuestros voceros mayores (gobierno) les
da la razón en no sé que le preguntaron pero que tiene que ver con algunas
leyes que están preparando los adversarios. No se nos dice quienes son ese “grupo
técnico de la ONU”, cuantos y quienes; y para mas inri no se nos permite
acceder al “informe” porque nadie lo ha publicado. Se nos priva de información
para elaborar nuestro criterio. Claro que no les interesa que tengamos otro
criterio distinto al que ellos nos ofrecen. ¡Pero es intolerable que los medios
de comunicación no pidan esa información original!. Para satisfacernos se nos
dice que “son la voz de su amo”, pero tampoco se nos dice fehacientemente quien
es el amo (aunque en algunos casos se pueda intuir).
Y todo esto no es de ahora. Recuerdo que cuando entró en vigor la famosa LOGSE, uno de los elementos de discusión era que había que renunciar al aprendizaje memorístico. Quizás entonces empezó todo. No ejercemos la memoria y en consecuencia se atrofia y se nos van todos los elementos que nos permiten discutir o aceptar críticamente el hecho. Nos faltan herramientas de análisis y comparación. Y en esa situación, es normal que aceptemos las cosas como nos las ofrecen.
Pero los mayores todavía tenemos en la memoria algunas de
esas herramientas y por eso somos más críticos con los mensajes. Por ejemplo y
recordando que ahora es la ciencia publicitaria la que manda, un joven querrá comprar
un coche de esos que la tele dice que nos cuestan 240 euros mes. Pero los
mayores –como lo vemos imposible- leemos que antes hay que entregar 5.000 euros
de golpe, y tres años después de la cuota mensual, otros 20.000 euros. Pero los
jóvenes no hablarán de que les han mentido, diran que les han contado una postverdad.
Me gustaría estar aquí dentro de veinte años porque quisiera
saber cual es entonces la realidad social. Pero va a ser dificil...
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