Lo he comprobado: más de la mitad de mis amigos reenvían
cualquier noticia que reciben sin contrastarla ni siquiera ponerla en
cuarentena. Y no solamente lo hacen con noticias que puedan apoyar su criterio,
sino incluso con aquellas que –con solo olerlas- uno puede y debe plantearse
cierta distancia.
Ahora parece demostrada la injerencia (cibernética) de algún
país, con intereses poco democráticos, en las opiniones (y lo que es peor,
decisiones) soberanas de los ciudadanos de otros países. Con un arma
aparentemente no sangrienta como es la manipulación. Estábamos acostumbrados a
que los contenidos de los medios de comunicación (fundamentalmente los
escritos), aparecían como argumentos incuestionables en muchos escenarios. En
el Parlamento son básicos, con reproducción impresa y en grande para que fuera
vista perfectamente; ahora en los Tribunales también se presentan como pruebas
distintas noticias de los medios escritos; y en ambos casos se aceptan como
doctrina.
Siempre fue entendida la información como el cuarto poder, y
se aceptaba como tal. Ahora ha pasado a primer poder: influye en la economía, en la política, en los
tribunales; incluso en las charlas y tertulias.
Y a mi me preocupa, porque no hablamos de periodistas
formados y responsables como los de antes. Hablamos de escritores de periódico
o voceras de televisión, con intereses muy personales, que a veces ponen al
servicio del poder. Son los que se conocen como periodistas militantes. Si los
cuestionas, eres un facha; si los utilizas de refuerzo, eres guay. Nadie les
pide responsabilidades. Y si se demuestra en alguna ocasión que se han
equivocado, piden perdón y ¡ya está!.
Pero siendo preocupante lo de los periodistas, en los
últimos años han aparecido las redes sociales donde todos somos periodistas. Y
todos los defectos de la comunicación en el campo de la verdad, se han
multiplicado. Sencillamente porque nunca se sabe quien ha tirado la primera
piedra. Y si ésta es mentira (cosa que ocurre muy habitualmente), la progresión
se hace geométrica, pasa a ser tredding topic, y ya está liada. Nadie la
corregirá, y si lo hace, no tendrá apoyo ni seguimiento. Hagan la prueba.
Yo -que no uso twitter- lo observo en facebook. Aparece una
noticia que tiene diez años y que fue aclarada hace el mismo tiempo. En las
entradas de la noticia alguien con cabeza, incluye los desmentidos… pero es
igual, la gente o no los lee o no los cree, porque ya tenía su opinión para
plasmar en el debate. Algo así como cuando en una tertulia uno plantea un
asunto al que ya se había contestado. Oyen pero no escuchan. Igual, igual que
en las redes: esperando para contestar sin haber escuchado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario