Cuando hace algo más de veinte años nos dijeron que el tema
de internet iba a mejorar nuestras vidas, nadie imaginaba que –al menos las
APPs-, han venido a complicarla. Entonces teníamos en nuestra agenda diaria
tres o cuatro cometidos que memorizábamos, temporalizábamos y resolvíamos.
Ahora esos tres o cuatro cometidos tenemos que resolverlos con aplicaciones de
móvil y en muchos casos, cada gestión conlleva cuatro o cinco cogestiones.
Me explico. El Gobierno se ha inventado una Carpeta
Ciudadana en la cual está toda tu vida (estudios, carrera, oposiciones,
domicilios, vida laboral…) Para entrar en ella, primero tienes que obtener tu
Cl@ve y para obtener ésta, además de haberte registrado tienes que solicitarle
un pin, después de identificarte con tu DNI y otros datos. Una vez enviado y
pegado en el registro de la Carpeta Ciudadana, ésta te pide confirmación de tu
teléfono mediante bloqueo o password. Finalizado el proceso, para conocer si
tienes alguna comunicación, te redirige a una página que se llama Dehu
(dirección electrónica habilitada única), en la cual debes volver a solicitar
un pin a cl@ve y una vez introducido te mandan un código de validación… Y así
sucesivamente. ¿es ésto mejorar nuestras vidas?.
Posiblemente la gente joven que nació con este maremágnum, no solamente lo acepte sino que les va genial. Lógico. El final del proceso tiene el 50% de acierto: o funciona o no funciona. Y generalmente cuando has sido capaz de controlarlo, van y te cambian los requisitos y el proceso.
Quizás los Smartphone, sustitutos de las linternas, tv,
radios, cámara de fotos, eliminación de la pregunta social “me puede indicar…”,
bancos, carnets, historial medico… hayan facilitado algunas situaciones y todo
ello a través de su precio social de 150.000 de las antiguas pesetas que cuesta
el artefacto… ¡Creo que estamos en el final civilizado, algo así como la caída del
Imperio Romano en el siglo XXI¡
A algunos nos coge al final del camino y en el fondo nos
alegramos de no ver la caída.
Pero, el que es algo observador y crítico puede observar que
el marcaje y la manipulación es general y se ha instalado ya en nuestro día a
día. La publicidad engañosa y libérrima, la orientación consumista, la
estadística mentirosa y el bucle de que los están haciendo por tu bien, ya nos
ha invadido. Y solo un cataclismo podrá evitar que el calcetín dé la vuelta sin
saber lo que hay del otro lado. ¡que pena!
La última es el multiacuerdo de muchos periódicos y sus
digitales. Ahora te dan la opción de aceptar las cookies, con lo que ello
implica de que te aburran a publicidad, o pagar para leerlos. Cobran por la
información. Algunos todavía se resisten pero yo tengo claro que para leer las
mentiras y exabruptos, no pagaré.