Llama poderosamente la atención (al menos me la llama a mi),
todo el montaje mediático que se ha elevado en torno al caso Wikileaks. Por el
momento ha desembocado en una situación absurda a nivel internacional, tomando
como referencia a una persona que, nos guste o no nos guste, ha sido imputada
por abusos sexuales en un país y por descubrimiento de secretos oficiales, en
otro. Es decir, un presunto delincuente.
Pero, al parecer un delincuente que cae bien. Como esos que roban a los ricos
para –dicen- dárselo a los pobres. Pero en este caso, que sepamos, no se lo ha
dado a ningún pobre, más bien le ha servido para contratar servicios jurídicos
de todo tipo, en los cuales busca apoyo mediático porque quizás sepa que el
jurídico le va a servir de poco.
Y la gente en su línea. Solidarizándose, y olvidando que
quizás tenga un vecino más necesitado de esa solidaridad, con problemas que él
no se ha buscado y, por supuesto, sin estar imputado por nada. Somos unos
hipócritas.
Conste que a mi personalmente me la trae al pairo lo que le
pase al señor ese (excepto por supuesto que le condenen a muerte), siempre que
se le aplique la ley sobre lo que ha hecho. Y si no ha hecho nada, que se vaya
a su casa. Ya tenemos bastantes ciudadanos del mundo en situaciones extremas –sin
haberlo merecido-, y a los que no dedicamos generalmente ni un segundo de
nuestro tiempo. Y de ellos no se preocupa nadie.
Opino, además, que el hecho de que determinados personajes
apoyen a este señor, le ha hecho un flaco favor. Pero ha sido él quien se ha
buscado a los personajes. Como diría un periodista de la literatura, en una
huida hacia adelante.
El fenómeno es parecido a los montajes de los mass media,
de los cuales se retroalimentan. En
ocasiones se inician con un hecho real que pronto se encargan de engalanar
hasta modificarlo completamente. En otras un hecho inventado que les alimenta y
engorda durante algún tiempo, hasta que surge (o crean) otro.
Por ello no me va a llevar medio segundo preocuparme de ese
señor. Entre otras cosas porque no dudo de los sistemas legales de los países que
lo reclaman o lo tienen. Exactamente lo contrario de lo que me ocurre con los países
que lo defienden. Si yo estuviera en su caso, con estos amigos que me he
buscado, temblaría.